CONSUMO RESPONSABLE

El inicio de esta nueva década ha sido inusual y cambiante. Una pandemia global ha alterado nuestras vidas y puesto a nuestro mundo de cabeza. En un inicio, nos paralizó mientras al mismo tiempo buscábamos formas de estar conectados a la distancia y poder comprender lo impredecible. Navegar por lo incierto puede ser desafiante, también es un tiempo que nos fuerza que a detenernos un poco y volvernos más observadores de las cosas que nos nutren mejor. Es un tiempo que nos permite reflexionar sobre las cosas simples que mantienen en movimiento nuestros días, mientras más nos fijamos en las pocas cosas esenciales que usualmente tomamos por sentado.

Comprar comida y cocinar han sido dos de las actividades más importantes que han mantenido ocupados nuestros días. Mientras algunas personas han llenado los supermercados, algunos otros son más afortunados de poder comprar productos directamente a granjeros locales, o incluso empezar a cosechar su propia comida. Tener acceso a alimentos producidos localmente ha desarrollado rápidamente nuestro bienestar y ha empezado a ser rápidamente más valorado. Es una buena época para continuar aprendiendo de donde viene nuestra comida, quién la cosecha, y cómo aporta a nuestra vida, así como también a la vida del proveedor.

Dos veces a la semana, tengo la suerte de tener un camión que recorre mi vecindario con alimentos producidos localmente. He empezado a apreciar este momento en gran medida ya que es un privilegio poder relacionarse con un inmigrante trabajador que lleva un servicio esencial directamente a mi puerta, mientras al mismo tiempo contribuye a la seguridad alimenticia del barrio. Intento mantener el valor de estos intercambios cuando compro otros tipos de comida, porque creo firmemente que comer alimentos con una buena historia detrás tiene el poder de transformar el sabor de tu plato.

De forma interesante, veo a este tiempo paradójico en el que hemos tenido que distanciarnos entre nosotros para “salvarnos”, como una oportunidad. Nos podría potencialmente ayudar a desenvolvernos, descubrir el valor de los intercambios con nuestros proveedores, y ayudarnos a adoptar mejores prácticas hacia consumir productos que tengan una historia consciente detrás de ellos y que aporten a nuestro bienestar personal y colectivo.

República del Cacao es una compañía que opera en base a estos elementos clave. Ha cambiado la noción de “dónde viene el buen chocolate”, y la ha traído de vuelta a sus raíces. Fijándonos en el hecho de que el mejor cacao del mundo viene de América Latina, se esfuerza por obtener todos sus ingredientes directamente de esta región, y orgullosamente produce chocolate desde su lugar de origen. Cada producto e ingrediente tiene una historia especial que contar, y ha sido intencionalmente elaborado para mejorar la calidad de vida a un nivel local, mientras se comparte al mismo tiempo a nivel global.

Gabriela López-Barry, Gerente de Marca República del Cacao EEUU


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